He notado como a partir de este término, las personas utilizan esta razón como “excusa” cuando no ven resultados. Un factor común en estas personas no es tanto su genética, si no su disconformidad con el estilo de vida y de alimentación que llevan en ese momento.
Yo no creo en metabolismo lento, yo pienso que cada cuerpo reacciona distinto a cada tipo de alimentación y la distribución que esta tenga. Lo que puede ser lento es el proceso para encontrar la alimentación que le funciona a tu cuerpo. En mi experiencia, se trata de ir a prueba y error, hasta alcanzar encontrar la distribución de alimentos que me dirige a mi meta personal; ya sea de salud, de estética o deportiva.
Es cierto que factores como la edad, el sedentarismo, la falta de sueño, entre otras pueden intervenir en lograr los objetivos que nos proponemos, pero entonces en lugar de decir: “no bajo de peso por mi metabolismo lento”, digamos: “¿Qué estoy haciendo mal? ¿Qué puedo hacer para mejorar mi composición corporal si la alimentación que estoy llevando no me está funcionando o no me está gustando?
¿Mantenerme saludable?, ¿mejorar en el ámbito deportivo?, ¿disminuir porcentaje de grasa o aumentar músculo? Todas estas metas se trabajan de manera diferenciada. Es importante definir qué es lo que se quiere actualmente y empezar a trabajar a partir de ahí para lograrlo.
Exprésale todas tus inquietudes, decile que te sentís estancado y aburrido de comer lo mismo o lo que te molesta, lo que te da ansiedad. Dile todo eso que sientes.
Muchas veces por distintas razones logramos adoptar un hábito y lo dejamos “botado por ahí”. Por ejemplo, la hidratación, ¿a cuántos no les pasa que lograron tomar 2 litros de agua y luego su rutina cambió y abandonaron este hábito? O ¿a cuántos no les pasa, que tomaban batidos verdes y de un pronto a otro dejaron perdidos los vegetales?
Es común que los pacientes llegan y dicen: “necesito rebajar 10 kilos en 2 meses”, esto automáticamente causa estrés, que va a generar un ambiente hormonal que va evitar lograr la meta, ya sea: bajar porcentaje de grasa o aumentar masa muscular.
Buscar menús diferentes; brindarle al organismo los mismos nutrientes por parte de distintos alimentos, eliminando la rutina, asegura mantenerse motivado durante el proceso. Hacé ejercicio, el estímulo que se le da a los músculos ayuda a que tu metabolismo esté más activo durante el día ya que más calorías vas a gastar.
Lo más importante es, entender que es un proceso, en el cual la meta real es encontrar un balance, en el cual se disfrute de la comida y a la vez se vean resultados; resultados que no sean definidos por números en la balanza, si no por como yo me llego a sentir, ya sea cuando comparo fotos viejas, cuando me queda un pantalón viejo, cuando estoy rindiendo más en mi deporte, etc.
Menos metabolismo lento, más actitud eficiente.
¿Aún sientes que no sabes por dónde empezar? ¡Escríbeme, déjame tus comentarios y hablemos! 🙂